Me ilusiona conocer uno de los rincones quizás más cautivadores de mi país, donde por dentro está repleto de elegantes geranios cantarines y por fuera rodeado de un mar bravío de olivares fecundados en una tierra fértil. Todo ello gracias al esmerado cuidado de sus agricultores, aderezado de unas almazaras punteras en calidad y bajo la vigilancia de La Tiñosa”. A la vez, salpimentado de un barroco recargado, con unas gentes entrañables y una gastronomía excelente.